miércoles, 1 de febrero de 2012

Cuéntame...


Cuéntame al oído,
muy despacio: quiero oírlo,
qué pasó aquella noche contigo...

Cuéntame sin miedo,
no dudes siquiera al hacerlo,
por qué, cuando te lo pidió, no lo diste el beso...

Y cuéntame en silencio,
así las palabras no se las lleva el viento,
qué pasó contigo aquella tarde de invierno...

Cuéntame gritando,
por qué lloraste tanto,
si resulta que fuiste tú quien la hizo a un lado...

Cuéntame bajito,
que le amas hasta el infinito
y que nada podrá hacer que le quieras menos, chiquitito.

Y cuéntame al oído,
muy despacio: quiero oírlo,
que me amas y estás... conmigo.


Redundante...


Dame todo... en un beso.
Dime todo... con una mirada.
Háblame gritando... sin soltar ni una palabra.
Sueña que estamos juntos... hazlo realidad.
Levántame en el aire... haz que vuele.

Pero no me dejes caer...
No permitas que me olvide de soñar...
No consigas que deje de hablar gritando...
No hagas que te aparte la mirada...
Recuerda que yo también te daré todo...

Por eso mira en el fondo de mis pupilas,
sonríe y deja caer la cabeza a un lado,
regresando a nuestro sueño,
volviendo a volar lejos,
pues estando juntos: seremos eternos.