sábado, 4 de agosto de 2012

Al viento...

Danzando van mis palabras al viento,
que, juntas, suenan con sentimiento,
que sueltan promesas de amor
y luego salen corriendo...
Dulces palabras hechas un enredo,
frases subliminares dichas en tiempo incierto,
y poemas, por y para ti,
que cuentan lo que siento…
Acordándome de aquel día de sortilegio
escribí estos versos libertos,
y escondí tu nombre, dentro,
tras intercambiarle una letra al viento…
Y, en un revoltijo de trastornados pensamientos,
que huyen, sin dudar, lejos y sin remordimientos,
me quitaré el miedo y, en un susurro,
te diré un “te quiero”…

Gotas de lluvia...

Gotas de lluvia
caían de tus ojos mi cielo.
Gotas salobres
que por tus mejillas se escurrieron.
Mas que no debieron
caer de tus ojitos negros…
Mi ángel pendenciero:
¿por qué tu corazón partieron?
Pero ya no lloras:
escribes versos de amor,
pequeños poemas
que cuentan lo que te pasó,
que relatan tus vivencias
y que hacen llegar tu dolor,
como espinas, clavadas,
en el corazón…
“Dulce paloma,
que vuela alta y traicionera.
Tú, la que me hizo daño,
y la que borra mis penas.
Por favor, dime por qué
no me quisiste, pequeña
y cuéntame las pesadillas,
con las que ahora sueñas.
Dime: ¿qué hice yo,
pa’ merecer tu desprecio?
si yo no te hice daño:
¿por qué pago ese precio?

Love...

Se te agolpan las lágrimas en el lagrimal,
la sonrisa llega hasta la comisura de tus labios,
se oye el sonido del monótono carcajeo de tu voz,
mientras miras sus ojos, vivos como un rayo,
al contarte ese chiste desgastado
del que te ríes porque te da pena despreciarlo...

Piensas que su voz es inigualable:
dulce y grata, mas solo un tanto;
su sonrisa, trasparente cual brisa,
no escatima en salir un rato
y va haciendo juego con sus ojos
almendrados, negros y alabados...

Siente calidez en el estómago,
cierras los ojos y sientes que estás volando,
sonríes como una tonta,
los mofletes ya sonrojados,
y al notarlo ríes y elevas el cuello de la camisa,
intentando disimularlo,
entonces le miras a los ojos y piensas
que aunque no quisieras quererle no podrías evitarlo...

Destrozado, no roto...

Está hecho pedazos... ¿Entiendes la diferencia? Lo roto, tal vez puedas arreglarlo. ¿Lo arruinado? Todo lo que puedo hacer es esperar para enterrarlo.
Phury hablando de Zsadist a Bella en "Amante Despierto", Saga Hermandad de la Daga Negra.

Torrentes de palabras

Torrentes de palabras
que mueren atropelladas,
que salen de tu boca amargas...
Dices que soy tu todo,
después no valgo nada,
es por eso que llora, ahora, mi alma...
Sonrisas que cubren marcas,
que son más que nada falsas,
que salen para no captar miradas...
Mientras te pregunto
en silencio, siempre, rotundo
por qué no me dijistes antes nada...
Y dime por qué
Por qué...
¿Por qué no dijiste nada?
Y dime por qué
Por qué...
¿Por qué no confiaste y dijiste la verdad?
Por qué...
 ¿Por qué tuviste que esperar?
Por qué...  y e, y e...
¿Por qué me dejaste enamorar?

Peticiones...

 Dame todo... en un beso.
Dime todo... con una mirada.
Háblame gritando... sin soltar ni una palabra.
Sueña que estamos juntos... hazlo realidad.
Levántame en el aire... haz que vuele.
Pero no me dejes caer...
No permitas que me olvide de soñar...
No hagas que deje de hablar gritando...
No consigas que te aparte la mirada...
Recuerda que yo también te di todo...
Por eso mira en el fondo de mis pupilas,
sonríe y deja caer la cabeza a un lado,
regresando a nuestro sueño,
volviendo a volar lejos,
pues estando juntos: seremos eternos...

Ella...

No caerán lágrimas de tristeza, ni se formarán humildes sonrisas de satisfacción, ni siquiera habrá brillo en sus ojos marrones, ni la ilusión y la alegría natural que es tan característico en ella se verá...
Tan solo se verá una inánime alma en pena que vagabundea de un lado a otro sin mediar palabra alguna con los presentes, más que las necesarias y por cortesía.
Tratará de fingir sonrisas: siempre lo hace, es una experta tras varios años tropezando con las mismas piedras... Las ve en la distancia, pero vuelve a tropezarse con ellas... Parece que le gusta hacerlo, mas no: es solo que no puede evitar el tropezón...
Le gusta usar máscaras con las que redimir al resto de la posible enfermedad que es no ser alguien "normal" y siente una enorme presión dado el control social que se ejerce sobre ella: no puede ser ella y para que no la controlen, debe usar las máscaras y ser la persona que la sociedad quiere ver: ¿una niña buena? Marchando. ¿Con dosis de buen humor? Aquí tiene. ¿Dulce? Faltaría más...
En ocasiones, se muestra como realmente es, le gusta ser ella, pero a la gente no termina de cuadrarle, prefieren verle con la máscara de normalidad y que les sonría al pasar... pero ¿qué pasaría si eso acaba y deja las máscaras a un lado? No lo sé yo, no lo sabe ella, quizá ni siquiera lo sepa nadie...

Nada es igual...


Le miras a los ojos
y ves que nada es igual...
Quizá nunca hubo nada...
Lo seguro es que nunca lo habrá.
Todo es reiterante y al mirarle:
ya nada es igual...
Y se repite el proceso
como si de la serpiente
(quizá tonta)
que su cola muerde
se tratase y todo vuelve
a empezar y se desea la muerte.
Es un ciclo sin fin
que se repite de forma inalterada:
ilusión y miradas...
acercamiento y sonrisas...
mala noticia que llega como una brisa,
y, finalmente, olvido y distanciamiento.
Se repetirá, lo sé bien,
las pautas seguidas;
mas aunque aún ocupa,
en mi pensamiento,
un lugar; noto el vorágine frío
del olvido circunstancial, nunca eterno.
Casi ha acabado:
¡va por noventa y cinco por ciento!
Acabará ya la etapa:
pronto llegará al cien por ciento.
Acabará todo y empezará algo nuevo:
el contador vuelve a cero...

Locura...

Hablan de locura. Dicen que estoy loca y se atreven a juzgar sin haberlo vivido... ¿Alguien sabe lo magníficos y gratificantes que son esos minutos de locura en los que dices lo que piensas de forma cómica y les arrancas la risa hasta al más serio? ¿Saben realmente lo que es pasárselo bien con poca cosa? ¿Tirarse por el tobogán del abismo de la risa tonta? Pues bueno... sí no lo saben, puedo hacerles una visita guiada, no están obligados a pagar nada ni a montarse en ninguna atracción, solo miren, en silencio. Sí, en silencio, porque para pensar y razonar hay que estar en silencio. No digo que admiren nada, no hay nada que admirar, solo que envidien el hecho de que las mejores personas están un poco locas. Luego voltéensen, regresen por donde han venido y sigan con sus insípidas vidas de serios estirados criticones.

PD: (Fuera de toda ironía). Se agradece a la gente que dice de buena fe "estás loca" su comentario/halago.

Realidades...

Hay cosas que son como la droga... Piensas que no importa quién la trajo, ni de dónde, ni por qué, ni siquiera el cómo... Lo que importa es que está ahí, que está a tu alcance y lo necesitas ya, ahora mismo y el resto... no importa.

Cuéntame...


Cuéntame al oído,
muy despacio: quiero oírlo,
qué pasó aquella noche contigo...
Cuéntame sin miedo,
no dudes siquiera al hacerlo,
por qué, cuando te lo pidió, no lo diste el beso...
Y cuéntame en silencio,
así las palabras no se las lleva el viento,
qué pasó contigo aquella tarde de invierno...
Cuéntame gritando,
por qué lloraste tanto,
si resulta que fuiste tú quien la hizo a un lado...
Cuéntame bajito,
que le amas hasta el infinito
y que nada podrá hacer que le quieras menos, chiquitito.
Y cuéntame al oído,
muy despacio: quiero oírlo,
que me amas y estás... conmigo.

martes, 5 de junio de 2012

Lúa

Luna, lunera, ¿por qué brillas sin cesar?
¿Una razón tienes para no poder parar?
¡Aiis! Debe ser por la dama cuyo nombre en el poema escrito está...

Ente de ensueño...

Escúchese del minuto 00.00 al 02.03


Suenan palabras
suaves al alba
nadie las oye
son vanos fantasmas...
Corren calladas:
galopan al viento
y al ser mudas
nadie oye nada...
¿Será...
...por qué será?

Clama palabras,
gritos al alba,
por la mañana
y no escuchan nada...
Ahoga la rabia
suspira y canta
llorando en silencio:
su voz no tiene alma...
¿Por qué...
...a ti mi ángel?

Aisha: su nombre
resuena por el monte:
su madre la llama
la busca aterrada...
Ella responde,
pero no le oye
brama asustada:
"¡mamá: no veo nada!"

¿Por qué a ti pequeña
te tocan mil penas?
Si ni a diez años llegas,
si solo eres una nena...
 ¿Por qué la desgracia
siempre te acompaña?
Ente de ensueño:
por salvarte muero...
Ángel de amor...

Rhyming songs

Les presento una novedad que estoy trabajando: poemas + música. Son poemas a leer al ritmo de la música: una delicia para mente y oídos, aunque me falte aún mucho por pulir...
Es un trabajo costoso, escribir lo que transmite la canción y adaptarlo a la medida del verso, al igual que adaptarse a leer así, pero merece la pena.
Cada publicación de este tipo llevará por etiqueta la siguiente: "rhyming songs" y tendrá una pequeña leyenda sobre el trozo de la canción a escuchar y la canción. A continución, aparecerá el poema, ocasionalmente con una fotografía que me recuerde lo escrito previamente, otras, simplemente, aparecerá el poema y la canción a secas.
¡Disfruten conmigo!

domingo, 20 de mayo de 2012

Noche de guerra

Quiero que la nena duerma
mientras juego con la fiera,
consciente de que el fuego que te quema
es el combustible de mis venas...

Y no hay cadena resistente
ni prisión para mí secreta
pues, si te escondes en una de ellas,
alfa siempre encuentra a beta...

No habrán reglas que estropeen
nuestra dulce estratagema,
solo las que impongamos:
las que harán de esta velada la perfecta...

Dos extraños, una cama:
una noche de guerra...
Yo seré el animal
que corrompa a la princesa.

Pequeñas frases de otros...


Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.
“La experiencia no tiene valor ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores.”
“Es bastante difícil no ser injusto con lo que uno ama.”
“No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.”
“La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella.”

Publio Sirio (siglo I a.C. - ?) Poeta dramático romano.
“Ten en cuenta lo que vayas a decir no lo que pienses.”

Bernard le Bouvier de Fontenelle (1657 – 1757) Escritor francés.
“La modestia es el complemento de la sabiduría.”

Friedrich Nietzsche (1844 – 1900) Filósofo alemán.
“El mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación.”

Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.”
La esperanza es el sueño del hombre despierto.”
“La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder.”
“El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.”
“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.”
“Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella.”
“Sólo hay una fuerza motriz: el deseo.”
“No hay genio sin un gramo de locura.”
“Como la vista es al cuerpo, la razón es al espíritu.”

Nene...

Suave, nene: 
muy suave, 
con delicadeza: 
como solo tú sabes... 
Llévame al paraíso 
despego en tu nave:
eres tú mi piloto,
yo tu pasajera errante...

Con fuerza, nene: 
que se note. 
Recuerda 
que me tienes en el bote,
así que hazme mujer:
 que no pase de esta noche...
Es tu oportunidad:
no la derroches.

Fuera miedos, nene: 
mantenlos lejos...
Si esperamos a que se disipen
nos haremos viejos...
y tenemos que aprovechar 
cada instante, cada momento...
y dejarnos sucumbir
en un tierno beso...

jueves, 17 de mayo de 2012

Premios blogger recibidos (se actualizará cada vez que se reciba uno)

Tu blog me tienta:

Stylist blogger:

Tu blog es una tentación:

Mi vecino Andy...

Camino sola por la calle. Pese a que son tan solo las ocho de la tarde, ya es de noche gracias a que estamos, supuestamente, es invierno; así que camino “a oscuras” de una farola a otra, debido a la enorme distancia que las separa.
Acelero el paso: ya falta poco. De repente comienza a llover a cántaros, parece una tormenta tropical, pues, pese a que es invierno y está lloviendo, hace calor. Echo a correr para refugiarme de la lluvia y me meto debajo del primer balcón decente que encuentro, que casualmente está a calle y media de mi casa. Me apoyo contra la pared y suelto un profundo suspiro mientras espero: la espera será muy larga y encima estoy empapada…
Tras media hora de de espera, comienzo a corretear de un lado a otro hasta que, al llegar por enésima vez a la esquina, veo a mi vecino Andrés entrando en su casa. Me invitó a entrar dentro de la casa para resguardarme de la lluvia y del frío hasta que pase el temporal. Una vez en el salón de su casa, se disculpó por el desorden mientras ordenaba un poco, y me dijo:
-  Deberías ponerte algo de ropa seca: te vas a resfriar… Ven que te presto algo de ropa y te dejo unas toallas limpias para que te seques –me dijo con una amable sonrisa: muy típico en él.
- Muchas gracias Andy: te lo agradezco de veras.
Me llevó al que debía ser su cuarto y me trajo las toallas, un pantalón de chándal y una camiseta de manga larga.
- ¿No sería mejor que me prestases un paraguas y me fuese, o que me acompañaras a casa? –le pregunté–. A lo mejor tus padres se enfadan si me ven en su casa con tu ropa…
- No te preocupes: mis padres están de viaje y no creo que se vayan a enterar, además, tengo veinticinco años ¿no crees que tengo edad suficiente como para saber a quién meto en mi casa y le dejo mi ropa? Eres de confianza: nos conocemos desde hace años.
- Vale, gracias de nuevo, por todo.
- De nada mujer y deja ya de darme las gracias una y otra vez, ¿vale? Si fuera yo el que estuviese en esa situación hubieses hecho lo mismo por mí –me limité a sonreír ante esa afirmación, pues en verdad no sé si hubiese tenido la amabilidad de dejarle pasar y mucho menos prestarle mi ropa: a la hora de la verdad solo le conocía de decirle “hola” y “adiós”, aunque siempre me había sentido atraída hacia él –. Voy a hacer una infusión de manzanilla.
- De acuerdo, según me cambie de ropa voy.
Se fue y cerró tras de sí la puerta, yo miré lo que me había dejado sobre la cama y comencé a desvestirme y luego a secarme… Según me vestí, salí del cuarto con mi ropa en las manos y me dirigí a la cocina. Asomé a la puerta y vi como Andy colaba la infusión mientras llenaba los vasos:
- Hola, ya estoy –dije con una sonrisa.
- ¡Estupendo, justo a tiempo para la infusión! Toma una bolsa para que metas la ropa mojada y no te preocupes por la mía, que ya me la devolverás otro día.
- Ok, gracias.
- De nada –le dije mientras metía la ropa en la bolsa que me acababa de dar.
.- ¿Cuántos terrones de azúcar te pongo?
- Dos o tres, por favor.
- Manzanilla con tres terrones de azúcar marchando para la señorita de la mesa cinco –me puso el platillo con la taza y los terrones que le pedí sobre la mesa frente a mí con una sonrisa. Me guiñó el ojo y me dijo–: Son setenta céntimos IVA incluido –me reí y prosiguió hablando–. Es broma, ¿quieres algo más? ¿Galletas, quizás?
- No gracias.
- ¿De verdad que no quieres nada más? Si quieres algo sólo tienes que pedírmelo.
- De verdad que no, gracias por tu hospitalidad, Andy.
- De acuerdo, me sentaré a tomarme la mía entonces…
Eché los terrones y removí enérgicamente hasta que se disolvieron, luego le di un sorbo: aún estaba caliente. Seguí removiendo y soplando ensimismada y luego me di cuenta de que Andy me miraba en silencio. Al darse cuenta me dijo:
- Lo siento, te está incomodando que te mire así, ¿verdad?
- Un poco, sí…
- Perdona…
- No pasa nada –le dije mientras le miraba: siempre me había encantado su mirada, tan profunda, tan bella, esos ojos tan azules que enmarcaban perfectamente con su pelo castaño claro… Entonces me levanté de mi sitio, me acerqué a él y me atreví a decirle lo que nunca había podido–: Andy, sé que este no es el mejor momento para decírtelo, o por lo menos nunca me hubiese imaginado que esta fuese la mejor situación; pero creo que deberías saber que siempre me has gustado…
- Tú a mí también, pero tienes razón al decir que no es el mejor momento… Ahora mismo tengo novia y…  –me abalancé sobre él y le besé antes de que dijese nada más: quería por lo menos un beso suyo en ese preciso instante, si no me iba a poder dar más, por lo menos podría decir que había besado a Andy: mi amor platónico–. No debiste hacerlo…
- Lo sé, pero si no lo hubiese hecho ahora, nunca habría llegado el momento…
- Esto es una locura, pero tienes razón…
Andy me besó con mucha dulzura, con cariño, como no queriendo empañar un ideal del amor… En cambio yo noté que esa no era la mejor forma de hacerlo, sabiendo que no era su novia... Así que decidí morderle el labio, con fuerza, hasta hacerle daño, hasta hacerle sangrar... Se quejó y gimió, pero esbozó una sonrisa de satisfacción. Se lamió la sangre y contraatacó con un beso con lengua de aúpa... Rompió la camiseta que me había prestado mientras me besaba, yo metí las manos bajo la que él llevaba y subí para quitársela: no íbamos a pararnos a jugar, no habría rodeos: iríamos directos al grano...
No estoy segura si fui yo la que despertó la fiera que llevaba dentro o si estaba despierta desde el principio, pero de lo que sí estoy segura era de que esto no lo iba a olvidar fácilmente... Recuerdo con lujuria el momento en el que comenzó a lamerme lo pezones en círculo y luego comenzó a succionarlos con avidez, mientras tanto, no paraba de arremeter contra mi... Era fascinante la fuerza con lo que lo hacía, el ímpetu tan enloquecedor con el que embestía... Todo él era fascinante: esa ancha, fuerte y musculosa espalda digna de un policía como él, ese mentón tan varonil, esas manos, esas piernas, ¡Dios! su miembro... pero sobretodo sus ojos, que se habían anclado en los míos mientras se mecía, esta vez, suavemente, con dulzura...
Me estremecí cuando me comenzó a besar e ir bajando, mientras miraba como mi cara mostraba lascivia. Una sonrisa de satisfacción cruzó su rostro cuando llegó a la altura de mi ombligo y vio que yo le miraba sudorosa, agotada, pero sedienta de más: lo pedía a gritos "¡más!"; pero eran gritos mudos, gritos que no salían de mi garganta del cansancio, solo eran un susurro, un susurro solo audible por los verdaderos amantes, algo que solo llegaría a oídos de él, de mi Andy.
Sinceramente creo que empecé a desvariar cuando metió la cabeza entre mis muslos y comenzó a lamer, morder y succionar lo que el denominaba "el verdadero fruto prohibido para Adán" haciendo burla a la Biblia, algo un pelín ilógico cuando hablamos de alguien que es creyente...
Recuerdo que cuando le dije que era mi turno para actuar, que le tocaba disfrutar, me dijo "Mi placer es tu placer, tu lujuria, mi lujuria; tus orgasmos, mis orgasmos... Mi misión es servir a los demás, complacerles, y el simple hecho de que lo he conseguido es suficiente para mí... Con esto no te estoy diciendo que lo haga con todas, sino que ya me has complacido". Me mordió en la ingle y se quedó en silencio, escuchando: había dejado de llover... Me vestí con la ropa que me había dejado y me fui con la promesa de volver, pero no solo para devolverle la ropa...

La música actual...

Actualmente, al igual que hace muchos años atrás, la música está por todas partes, está en nuestro día a día: en el coche,en el móvil, en el café, en el Ipod o cualquier otro reproductor de música, en los comercios, en nuestro PC, etc.
La música siempre ha sido un tema que da mucho que hablar y decir, pero no solo sus letras, sino también sus videoclips... Los cantantes ya no saben como vender, promocionar y llevar al éxito alguna de sus canciones y sus correspondientes videoclips. Para ver esto no hace falta irse muy lejos: basta con mirar los videoclips se los últimos éxitos de, por ejemplo, Shakira, Rihanna y Enrique Iglesias.
Shakira siempre fue una gran cantante de éxito y sus videoclips siempre han sido muy rítmicos: ¡nos encanta su movimiento de caderas! Pero ella ha decidido cambiar su estilo al que más vende, con letras que incitan a los oyentes a ser infieles a sus parejas, a no mimarles con detalles, sino a ir directos al grano buscando solo sexo... Todo esto se ve en su canción  "Loca", no hay más que pararse a oírla. Y ¡cómo viste! Antes era una chica sencilla, ahora viste provocativa, porque es lo que buscan los adolescentes de hoy día, cada ve más descarriados...

Pasemos a Rihanna. El otro día mismo vi el videoclip de una canción que, sinceramente, me encanta, pues debo reconocer que yo soy de las que les gusta el ritmo de estas canciones y, medianamente, lo que dicen sus letras que, al fin y al cabo, no te dicen ni “gata” ni “perra” como los cantantes de reggaeton, ni “puta” como los cantantes de rap; aunque, como dije antes, te inciten a parecer lo que los otros tachan con esos sustantivos hirientes… La canción de la que les hablo se llama “S&M” y, en ella, te exciten las esposas o, mejor dicho, esposar… La letra deja mucho que decir: feminismo, dominación y hasta algo de maltrato consentido, entre otras cosas…
Enrique no maltrata a nadie, él va con su carita de niño consentido y dulce que no rompe ningún plato, de fiestas a discotecas, sin negar las partiditas de pócker… Hablemos primero de su single “I like it” en el que nuestro ‘angelito’ se va a una fiesta con un amigo y va ligando con las chicas diciéndoles que le gusta como mueven en el suelo, no sin antes aclararles que tienen la suerte de que su novia está de viaje, insinuándoles que está libre esa noche… lo demás lo deja a la libre imaginación del oyente. La que más da de hablares el videoclip y la canción en si misma de “Tonight I’m loving you” cuyo título original y sin censura es “Tonight I’m fucking you”. Sí, leísteis y tradujisteis bien: “Esta noche voy a hacerte el amor” (sin ser vulgares con la traducción, ya que la más exacta es más vulgar…). Ese es el título, que es más directo imposible. Lo dice todito; nuestra ‘cosita’ se nos va a la disco, no una cualquiera, sino una con bailarinas strippers y elige de todas las chicas de la disco, a una chica que distingue entre el montón y que está sentada en un sillón, ella se levanta y se va a cercando al mismo tiempo que él y, cuando están uno frente al otro le dice la frase que da nombre al videoclip y, sin tapujos,  lo hacen  ahí en la disco; pero ni corto ni perezoso, se nos va de pócker star y se encuentra a una rubia jugando en su misma mesa y, tras ganar apostándolo todo con un full, ella se retira y él la sigue a fuera. Ya fuera ella se le abalanza encima, con la suerte de que cuando suben las escaleras para ir a la azotea, la chica de la disco (que le había seguido) los pilla subiendo de la mano…Luego el ‘niñito bonito’ se monta una orgía en la habitación, para finalmente terminar de viaje en un velero con la rubia del pócker y la morena de la disco en otra orgía…
En fin, poco es lo que puedo decir en esta breve crítica musical que he hecho, solo que miren la canción “The time” de The Black Eyed Peas y miren cómo nos pintan en una disco, especialmente a las chicas… ¿es que todas somos así? Yo diría que no…

Escrita el: 05/03/2011

Aquella fiesta...

Nos habíamos conocido ese mismo día. Nos presentó un amigo en común, el que había organizado aquella fiesta, para ser más precisos. Había sido una tarde la mar de interesante, principalmente por su compañía, dado que los chicos como él no manan de los árboles: un chico rebosante de conocimientos y sediento de sabiduría, servicial, atento, alegre… ¿Cuántos chicos como él hay en el mundo? Diría que muy pocos, por no decir que casi ninguno…
En fin, tras la exquisita velada a su lado y al lado del resto de acompañantes, me despedí con la mejor de mis sonrisas y me dispuse a buscar un taxi para regresar a mi humilde casa. Él me alcanzó en el camino, al parecer también se tenía que ir ya, así que me preguntó si tenía coche y, ante mi negativa, se ofreció para llevarme, puesto que mi casa le quedaba de camino a la suya.
Vivíamos bastante lejos del lugar donde había transcurrido la salida, así que nos esperaba un largo trayecto, pero bueno, tampoco nos podíamos estar quejando: es lo que tiene vivir en la ciudad y no en aquel tranquilo y acogedor pueblo en el que nos encontrábamos ahora mismo…
El coche no se hallaba muy lejos de donde estábamos, pues lleguemos hasta donde estaba estacionado en escasos minutos. Su oscuro color, negro como la noche, le otorgaba el don de pasar desapercibido y los cristales traseros tintados le daban un toque de intimidad agradable. Me senté en el asiento del copiloto y me abroché el cinturón de seguridad, él se puso el suyo y rápidamente arrancó el coche, emprendiendo el rumbo a la “gran ciudad”.
Íbamos en completo silencio, yo soy de las que piensan que eso se debe principalmente a que la radio en funcionamiento, al igual que el televisor, resta comunicación; pero, me gustaba compartir ese silencio junto a él y sentir a su lado la velocidad de vértigo a la que estábamos sometidos. Llevaba una mano en el volante y la otra en la palanca de cambios y me resultaba fascinante la rapidez con la que cambiaba de una marcha a otra al ritmo de la canción de Linkin Park que sonaba de fondo…
Las luces de las farolas que iluminaban la autopista, más que luces independientes, parecían una hilera interminable de luz. Todo parecía en calma, sereno, excepto por la música. Volví a mirar a Álex, que es como se llamaba el chico, y me fijé en su rostro: rebozaba confianza en sí mismo, sus labios esbozaban una ligera sonrisa serena y su mirada, perdida en la carretera, parecía apacible. De repente, me miró fijamente transmitiéndome una duda, mas no se atrevió a decir nada ni yo tampoco a preguntarle.
Al cabo de un rato me volvió a mirar con una mirada más segura, una mirada que te decía que era lo que no se había atrevido a decirte, una mirada profunda que no solo te hablaba, sino que también te desnudaba… Nunca había sentido una mirada así, probablemente se debía a que aún era virgen y la única relación de pareja que había experimentado solo había durado un mes, dado que resultemos ser muy poco compatibles, por no decir completamente incompatibles… Su mirada recorrió todo mi cuerpo, haciéndome temer por mi vida, pues ni había disminuido la velocidad ni miraba la carretera; pero, al mismo tiempo, me gustaba… mucho… tal vez demasiado, pues me atrevería a decir que hasta me excitaba… Abrió la boca como para decir algo, pero solo dio un leve suspiro y volvió a mirar atentamente a la carretera…
Tras un largo e incómodo transcurso de quince minutos de duración, volvimos a quedar en completo silencio y, esta vez, absoluto, ya que en algún momento dado apagó la radio… Me vi forzada a interrumpir ese atronador silencio y la incomodidad que se respiraba en el ambiente, pues el desvío para ir hacia mi casa estaba en la próxima salida y tenía que decírselo… Disminuyó de velocidad velozmente, pero con un control admirable, que supongo que formaba parte de su seguridad al volante, y giró en el siguiente desvío a mano, tal y como yo le había indicado, para después de unas cuantas indicaciones más, encontrarnos con el coche estacionado frente a la puerta de mi casa. Bajé del vehículo y el chico me acompañó hasta la puerta de mi casa. Le invité a pasar dentro a tomarse un té caliente y, aunque en un primer momento se negó, al final decidió entrar.
Hablamos largo y tendido hasta las tres de la madrugada de todo tema de conversación imaginable: desde algo tan simple como lo es el viento, hasta las construcciones greco-románicas. Al llegar esa hora decidió que era demasiado tarde para estar molestándome con su presencia y sus, según él, “aburridos” temas de conversación a esas horas de la noche. ¡Qué equivocado estaba! En fin, le acompañé a la puerta para despedirnos y, justo en el momento en el que se disponía a cerrar la puerta, me abalancé sobre él y le besé. No hubo ningún rechazo ni respuesta negativa a mis actos, es más, entró conmigo  agarrada a su cintura y cerró tras de sí la puerta.
Nos precipitemos sobre el sofá de la entrada sin pensarlo siquiera dos veces. La ropa voló por los aires y cayó esparcida por todas partes: parecía una tienda de ropa en época de rebajas… Nos quedamos en ropa interior mirándonos en silencio, sobraban las palabras: nuestras miradas lo decían todo. Él estaba encima y me miraba con cara de alucinación, como si no se esperase nada de lo que había ocurrido; pero, cuando parecía que se le habían aclarado ya las ideas, comenzó a bajar lentamente… Con cara de picardía, hizo una leve parada para morderme un pezón a través del sujetador y luego continuó bajando hasta llegar a la altura de mi clítoris. Se detuvo ahí y con delicadeza me tomó por la cintura y la elevó formando un ángulo de noventa grados con los brazos. Me miró y me dijo “¿Sabías que me encanta la fruta? Sobre todo el melocotón”. Le observé  extasiada mientras veía como él lamía, mordisqueaba y succionaba en mis partes íntimas, que aún conservaban la tanga puesta, aunque, sinceramente, dudo que siguiera ahí mucho más tiempo, dado que una mano se acaba de colar por debajo…
El tanga voló por los aires, pero él ni se inmutó, ni dejó que le prestase demasiada atención a ese ínfimo detalle, más bien se concentró en que me centrase en lo que me estaba haciendo… No sé cuánto tiempo estuvo así, solo sé que sentía espasmos y pequeñas convulsiones por todo el cuerpo y que luego llegó mi primer orgasmo… Lloré y lloré sin parar de la satisfacción que me estaba produciendo, hasta que él intentó abandonar el sofá, le detuve rápidamente y le dije, bueno, más bien le imploré que por favor no se fuera, que siguiera… Dudó un breve instante, pero luego se acercó hasta mi oído para preguntarme si quería jugar un poco más y le supliqué que sí, así que puso su miembro en la entrada de mi vagina, pero solo lo restregó, de arriba hacia abajo.
Ya no aguantaba más, quería más, necesitaba más… Me sentía desesperada, pero a él parecía gustarle verme así, suplicando que por favor terminase con ese suplicio y la metiese de una vez… Ya sentía hasta vergüenza de ver como jugueteaba conmigo, necesitaba que me quitase la calentura, pero él seguía haciéndose de rogar…
Por fin, se dignó a penetrarme cuando me había ido por tercera vez, al principio dolió bastante, supongo que entre otras cosas por el tamaño; pero, después de cierto tiempo, el dolor se convirtió en gozo… Iba a un ritmo rápido y embestía con una fuerza que haría temblar a cualquiera, además me estaba dando la impresión de que estaba llegando hasta el fondo; pero no lo podía evitar y, entre lágrima y lágrima, solicitaba más y más… En una de las veces que se detuvo observé algo de sangre en el sofá: había estropeado la tapicería de un sofá blanco inmaculado, pero en aquel momento no me importó demasiado y mucho menos cuando puso mis piernas sobre sus hombros para penetrarme más profundamente. Me sentía en la gloria y la verdad es que, de lo agotada que estaba, ni mucho me movía: bastante me costaba ya respirar…
Él se vistió y se fue sin asegurarme que nos volviéramos a ver, pero, en el caso de que no fuera así, espero que las marcas en su espalda le durasen toda la vida para que no se pudiese olvidar de mí…

Abuelas...

En esta sesión semi humorística, me gustaría hablarles de las abuelas, sí: nuestras abuelas, esas señoras ya viejecitas a las que tanto queremos y que tan bien nos cuidan… Que nunca le falte a nuestro ‘nietito querido’ un plato colmado hasta el borde de comida… ¡Eso más que un plato de comida, parece que hubiesen echado el contenido de todo el caldero para sus ‘querubines’! Nosotros después de la típica regañina de que “es demasiado” a la que siempre nos ganan con la excusa de que “estamos creciendo” (aunque a nuestra edad no vamos a crecer mucho más) y rematándolo con un “haz feliz a tu abuela, ya que no vienes a verle todos los días” y poniendo carita de tristeza. Después de que nos lo hayas metido todo a duras penas entre pecho y espalda, nos retiran con una sonrisa de satisfacción  el plato mientras lloramos por dentro por mandar la dieta de por lo menos dos semanas a la basura y regresan con más comida y un postre que te hace temer una dieta aún más baja en calorías durante un mes para bajar sólo el postre, y todo eso solo ‘para hacer feliz a la abuela’.
Lo mejor de nuestras abuelas sale a relucir cuando, después de los típicos “qué guapa está mi niña” y los igual de típicos “estás demasiado delgada” aunque te sobren 10kg, viene el momento de las preguntas, las odiosas preguntas, “¿qué tal los estudios / el trabajo? ¿Muy ajetreado? Y, por cierto, ¿ya tienes novio? Yo de tu edad ya estaba casada…”. Yo no sé cómo  se molestan en preguntar eso… Veamos, analicemos: si tuviese se lo presentaría, digo yo, ¿no creéis? Pero ellas se empeñan en preguntarlo por si  se nos olvidó decirlo…
En fin, mejor la sesión de preguntas que el sermón de siempre “¿por qué no has llamado o has venido a ver a tus abuelos? No ves que tus abuelos se sienten solos… Menos mal que te acordaste de que seguimos vivos y viniste a vernos, porque ya pensábamos que te habías olvidado de nosotros, y bla, bla, bla…”. A ver señores si la conversación telefónica de la abuela es peor que la de nuestra madre:
- Hola abuela, ¿cómo están?
- Aquí, mi niña, tirando… ¿y ustedes?
- Muy bien, abuela –pausa de un minuto–. ¿Mucho frío?
- Sí cariño, hace frío.
- Eso es malo para los huesos abuela, abríguense mucho.
- Claro que sí… y ¿qué tal te va?
- Bien, abuela, no me puedo quejar –otro minuto de silencio–. Bueno abuela, pues… adiós… muchos besos… cuídense.
- Claro mi niña, tú también, muchos besos por ahí también.
Cuelgas el teléfono y te sientes realizada… Esa es la conversación típica, ahora, como tengas algún animal la conversación se hace más larga y le prestan más atención que a ti y, como tengas varios, directamente no existes:
- […] ¿cómo está el perrito?
- Muy bien, abuela.
- No te olvides de darle de comer y que no pase frío… ¿y los pájaros?
- Bien también.
- A ver se le das uno a tus abuelos cuando tengan crías. La jaula se la mantienes como ‘los chorros de oro’, dales fruta variada y mezcla, no alpiste, ponles huevo sancochado y que no se te olvide ponerles agua limpia y fresquita cada día, además de agua para que se bañen… ¡Que no se te olvide el hueso de sepia ni la barrita de cereales!
- No abuela…
- ¿Y ya cantan o siguen con la muda?
- Ya cantan abuela, más que ayer y menos que mañana.
- Así me gusta. Por cierto, ¿qué es del hámster y de la tortuguita? Bla, bla, bla…
A los nietos que nos den, los animales tienen preferencia… Y la frase de despedida por excelencia no tiene desperdicio, siempre será: “ni pelees ni discutas con tu hermano”.
Abuelas… no las cambia nadie… y mejor que no, que siempre nos hacen nuestro plato favorito ^-^

Tu hermano y yo...

Puede que esto te haga enfadarte conmigo, pero no veo mejor forma para que te enteres que por mí… Sé que entre tu hermano y tú nunca han habido secretos… hasta ahora. No pasó hace mucho, quizás dos meses; por lo que, como yo estoy implicada y no me has comentado nada, debo deducir que no te lo ha dicho aún y, aunque desconozco el por qué no lo ha hecho, creo que es mejor que lo sepas por mí o él antes de que lo sepas por algún tercero, que bien podría ser cierto amigo suyo… 
Me resulta graciosa tu cara, me dice que no puede ser, que es imposible, que él te lo hubiese dicho fuera lo que fuese lo que yo digo que aún no sabes. Tu cara denota incredibilidad: no lo aceptas, niegas mis palabras… pero también existe una leve duda: “¿Y si es cierto que no me ha dicho algo muy importante?”; así que le excusas “por alguna razón de bastante peso no me lo habrá dicho…” y, así ha de ser: debe existir una gran razón. Una gran razón que hasta yo desconozco… 
Espero que comprendas lo que nos pasó, aunque no es nada fácil perdonar que nos dejásemos llevar por nuestros instintos… Se nos subió a la cabeza toda esa velocidad a la que íbamos, recorrió nuestro cuerpo hasta llegar al punto de que necesitábamos más, mucha más… y no solo más velocidad, sino también más emociones, además necesitábamos descargar toda esa energía… Nos miramos y con la mirada nos dijimos todo lo que necesitábamos saber, pero existía un pequeño problema: había una tercera persona en el coche y respiraba la tensión que había entre nosotros… Por si te lo preguntas: sí, era él: su mejor amigo y estoy segura de que él lo sabe todo también, seguro tu hermano le daría explicaciones a la pregunta que seguro pasó por su mente “¿pasó algo entre ustedes cuando me fui?”. La respuesta es sí, pero nada serio, fue solo una vez: esa vez, y prometimos que no volvería a pasar… Solo sexo, solo una noche, antes de volver a casa… Aún le agradezco que me trajese aquel día, aún le agradezco que hiciera borrón y cuenta nueva y que nunca hayamos tenido que tocar de nuevo ese tema, hasta hoy… que he decidido que mereces saberlo porque sé que puedes comprenderlo. No te daré detalles, solo te diré lo evidente: solo hubo sexo entre nosotros, en el coche, casualmente tu coche que se lo prestaste aquel día para que fuera a trabajar en lo que tú llevabas el suyo a la ITV. No te asquees y agradece que el coche no hable, porque repito que no daré detalles, ahora, si quieres, te ayudaré a pulirlo por dentro y por fuera…
Que sepas que esa vez con tu hermano me resultó (y me sigue resultando) inolvidable, la mejor de mi vida: no cabe duda. Es todo un experto, me hace pasar de cero a cien en cuestión de segundos y aumentar la velocidad casi igual de rápido, no hace falta decir que también hace que esto pase a la inversa… No lo puedo comparar con otros, simplemente no tiene puntos de comparación y, aunque me encantaría tener algo serio con él, sé que ni pudo ni podrá ser… 
Cuando le veas dile que ya sabes lo que pasó, puede que te cuente su versión, no sé sí explícita o implícitamente, pero es muy probable que te la dé. También dile, si no te resulta molesto, que aún no he podido olvidarlo y que seguimos teniendo que limpiarte el coche…

Labios...


Labios...
Labios sonrosados...
que cuando los miro, los alabo.
Labios que poseen un fino acabado...
que, en conjunto con tu cara, enmarcan un cuadro.
Labios carnosos, suaves y dulces a los que, sin dudar, amo...
Labios de los que, con solo un beso, olvido tu negro corazón empañado. 
Labios pequeños que de tu sonrisa van acompañados
ayudadme a olvidar el rudo pasado.
Labios...

Mírame...

Mírame un segundo
y háblame en silencio,
dime que soy tu mundo,
dime mil "te quiero",
bésame la clavícula,
muérdeme el cuello,
lámeme la oreja,
juega entre mis pechos,
baja hasta mi ombligo,
sumérgete en mi sexo,
llévame hasta el clímax
y deja que toque el cielo.

Lover Frankenstein...


The lover Frankenstein
se había enamorado
de una hermosa dama
que vivía en la casa de al lado:
una joven moza
de apenas veinte años,
para nada interesada
ni en mosntruos ni en raros...
Pobre incomprendido Frankenstein:
¡de quién se hubo enamorado!
De una criaja malcriada
que busca solo un casorio afortunado.
La joven Annette,
hermana del bicho estirado,
en la bondad de Frankenstein
se había fijado
y sin poder remediarlo
se había enamorado...
Se lo contó a su hermana
y pasó por grandes estragos:
pues la hermana le traicionó
y s ela pagó a base de palos:
contó a madre y padre
por lo que estaba pasando
y echáronle de casa
por haberse enamorado
la joven hermosa
de un "monstruo" bastardo...

viernes, 11 de mayo de 2012

Ponte tu mejor disfraz...


"Ponte tu mejor disfraz y entra en el carnaval..." O mejor, no te pongas casi nada, ve medio desnudo, créete sexy y sonríe a toda persona que quieras ligarte esta noche, ¿solo un slip rojo y toneladas de purpurina? ¡Claro! ¿Por qué no? Ponte los cuernitos, el rabito y la pajarita: ¡perfecto! Ahora solo queda dejar tan claro, como Enrique en "Tonight, I'm loving you", que esta noche solo buscas diversión y un gustirrinín con un puñado de chicas que van como tú... 
Yo no caeré en la tentación y me libraré solita del mal, pero no seré monja y me permitiré mirar lo que exhibes, ¿quién me lo prohíbe? Nadie. Además, ver esos torsos musculosos desnudos lo único que me puede provocar es… una depresión, por no poder tenerlos, a no ser que solo sea por una noche. ¿Pensabas que me ibas a provocar un infarto? ¡Ja! Las ganas tuyas…
Este carnaval me he enamorado, sí: me he enamorado... Me enamoré del pelo del surfero, del torso musculoso del "bailarina", de los ojos azules del mimo, de la dulce carita del conejito, de las manos del escocés, de las piernas del diablillo, del culo del policía, de la nariz de cuento del príncipe, de la boca sonrosada del angelito y del estilazo vistiendo del chico del cabaret que no llevaba camiseta... ¿Pido demasiado? Es probable...

En el gráfico superior podemos ver claramente que las estadísticas dicen que el 70% de los tíos van semidesnudos en carnaval, lo que quiere decir que de cada 10 personas disfrazadas siete van casi desnudos, el octavo va de mujer, el noveno de mimo y el décimo de pirata o cowboy. Como leen. Podemos sacar una nueva estadística con los disfraces más solicitados para el carnaval, entre los que los favoritos no son precisamente los que tienen que ver con el tema del año, porque os puedo asegurar que relacionados con el tema del carnaval este año en Gran Canaria, que es el mar, solo vi un grupo de sirenas, uno de piratas y otro de marineros, los demás eran los que veremos en el gráfico de a continuación:

Como podemos ver en el gráfico (elaborado por mi persona), los primeros puestos se lo llevan los de los torsos al descubierto: en cabeza tenemos a los bailares de cabaret, con su sombrero su corbata, sus tirantes y su pantalón amplio, tanto en negro como en blanco; en segundo lugar van los angelitos, llenos de purpurina y con sus alitas, tanto blancos como negros también, con su areola dorada y sus slips a juego; les siguen de cerca los conejitos, con las orejas rosas, negras o blancas, su cuco rabito y su pantalón o slip del mismo color, para no estar descombinados. El cuarto lugar se lo llevaron los diablillos, con el tanga rojo, los cuernitos y el rabito y, como no, ¡la purpurina!  Recuerdo ver vestido así a un niño de unos diez u once años y que tenía un ritmo bailando que asustaba, ¡qué arte! El quinto se lo ganó con creces los de fuerzas armadas: CIA, militares, policías, guardias civiles, etcétera; con sus cuerpos esculpidos, sus gafas de aviador, su placa, la porra, ¡las esposas!... Estaban para rogarles que te esposaran, ¡sin lugar a dudas! Aunque ya estos iban más tapados… El sexto se lo llevan los disfraces variados: los mimos, los piratas, los “mujeres”, los de “Dragon Ball”, los de “Dora la exploradora”, las cervezas, las galletas, los vampiros, los “bailarinas”, los punkies, los cantantes, los de Hulk y un largo etcétera.
La verdad es que no dejan lugar a la imaginación, son como escaparates donde te exhiben la mercancía y tú decides si quieres algo de lo que ves o no. En las chicas sucede lo mismo, pero no quiero tacharlas con palabras insultantes, tanto ellos como ellas deciden lo que quieren enseñar y lo que no, aunque parezcan “gigolós”, por denominarlos de alguna forma…
Todo esto lo vi en unos simples carnavales de pueblo, ya les haré la crítica de los carnavales a gran escala.