sábado, 4 de agosto de 2012

Al viento...

Danzando van mis palabras al viento,
que, juntas, suenan con sentimiento,
que sueltan promesas de amor
y luego salen corriendo...
Dulces palabras hechas un enredo,
frases subliminares dichas en tiempo incierto,
y poemas, por y para ti,
que cuentan lo que siento…
Acordándome de aquel día de sortilegio
escribí estos versos libertos,
y escondí tu nombre, dentro,
tras intercambiarle una letra al viento…
Y, en un revoltijo de trastornados pensamientos,
que huyen, sin dudar, lejos y sin remordimientos,
me quitaré el miedo y, en un susurro,
te diré un “te quiero”…

Gotas de lluvia...

Gotas de lluvia
caían de tus ojos mi cielo.
Gotas salobres
que por tus mejillas se escurrieron.
Mas que no debieron
caer de tus ojitos negros…
Mi ángel pendenciero:
¿por qué tu corazón partieron?
Pero ya no lloras:
escribes versos de amor,
pequeños poemas
que cuentan lo que te pasó,
que relatan tus vivencias
y que hacen llegar tu dolor,
como espinas, clavadas,
en el corazón…
“Dulce paloma,
que vuela alta y traicionera.
Tú, la que me hizo daño,
y la que borra mis penas.
Por favor, dime por qué
no me quisiste, pequeña
y cuéntame las pesadillas,
con las que ahora sueñas.
Dime: ¿qué hice yo,
pa’ merecer tu desprecio?
si yo no te hice daño:
¿por qué pago ese precio?

Love...

Se te agolpan las lágrimas en el lagrimal,
la sonrisa llega hasta la comisura de tus labios,
se oye el sonido del monótono carcajeo de tu voz,
mientras miras sus ojos, vivos como un rayo,
al contarte ese chiste desgastado
del que te ríes porque te da pena despreciarlo...

Piensas que su voz es inigualable:
dulce y grata, mas solo un tanto;
su sonrisa, trasparente cual brisa,
no escatima en salir un rato
y va haciendo juego con sus ojos
almendrados, negros y alabados...

Siente calidez en el estómago,
cierras los ojos y sientes que estás volando,
sonríes como una tonta,
los mofletes ya sonrojados,
y al notarlo ríes y elevas el cuello de la camisa,
intentando disimularlo,
entonces le miras a los ojos y piensas
que aunque no quisieras quererle no podrías evitarlo...

Destrozado, no roto...

Está hecho pedazos... ¿Entiendes la diferencia? Lo roto, tal vez puedas arreglarlo. ¿Lo arruinado? Todo lo que puedo hacer es esperar para enterrarlo.
Phury hablando de Zsadist a Bella en "Amante Despierto", Saga Hermandad de la Daga Negra.

Torrentes de palabras

Torrentes de palabras
que mueren atropelladas,
que salen de tu boca amargas...
Dices que soy tu todo,
después no valgo nada,
es por eso que llora, ahora, mi alma...
Sonrisas que cubren marcas,
que son más que nada falsas,
que salen para no captar miradas...
Mientras te pregunto
en silencio, siempre, rotundo
por qué no me dijistes antes nada...
Y dime por qué
Por qué...
¿Por qué no dijiste nada?
Y dime por qué
Por qué...
¿Por qué no confiaste y dijiste la verdad?
Por qué...
 ¿Por qué tuviste que esperar?
Por qué...  y e, y e...
¿Por qué me dejaste enamorar?

Peticiones...

 Dame todo... en un beso.
Dime todo... con una mirada.
Háblame gritando... sin soltar ni una palabra.
Sueña que estamos juntos... hazlo realidad.
Levántame en el aire... haz que vuele.
Pero no me dejes caer...
No permitas que me olvide de soñar...
No hagas que deje de hablar gritando...
No consigas que te aparte la mirada...
Recuerda que yo también te di todo...
Por eso mira en el fondo de mis pupilas,
sonríe y deja caer la cabeza a un lado,
regresando a nuestro sueño,
volviendo a volar lejos,
pues estando juntos: seremos eternos...

Ella...

No caerán lágrimas de tristeza, ni se formarán humildes sonrisas de satisfacción, ni siquiera habrá brillo en sus ojos marrones, ni la ilusión y la alegría natural que es tan característico en ella se verá...
Tan solo se verá una inánime alma en pena que vagabundea de un lado a otro sin mediar palabra alguna con los presentes, más que las necesarias y por cortesía.
Tratará de fingir sonrisas: siempre lo hace, es una experta tras varios años tropezando con las mismas piedras... Las ve en la distancia, pero vuelve a tropezarse con ellas... Parece que le gusta hacerlo, mas no: es solo que no puede evitar el tropezón...
Le gusta usar máscaras con las que redimir al resto de la posible enfermedad que es no ser alguien "normal" y siente una enorme presión dado el control social que se ejerce sobre ella: no puede ser ella y para que no la controlen, debe usar las máscaras y ser la persona que la sociedad quiere ver: ¿una niña buena? Marchando. ¿Con dosis de buen humor? Aquí tiene. ¿Dulce? Faltaría más...
En ocasiones, se muestra como realmente es, le gusta ser ella, pero a la gente no termina de cuadrarle, prefieren verle con la máscara de normalidad y que les sonría al pasar... pero ¿qué pasaría si eso acaba y deja las máscaras a un lado? No lo sé yo, no lo sabe ella, quizá ni siquiera lo sepa nadie...

Nada es igual...


Le miras a los ojos
y ves que nada es igual...
Quizá nunca hubo nada...
Lo seguro es que nunca lo habrá.
Todo es reiterante y al mirarle:
ya nada es igual...
Y se repite el proceso
como si de la serpiente
(quizá tonta)
que su cola muerde
se tratase y todo vuelve
a empezar y se desea la muerte.
Es un ciclo sin fin
que se repite de forma inalterada:
ilusión y miradas...
acercamiento y sonrisas...
mala noticia que llega como una brisa,
y, finalmente, olvido y distanciamiento.
Se repetirá, lo sé bien,
las pautas seguidas;
mas aunque aún ocupa,
en mi pensamiento,
un lugar; noto el vorágine frío
del olvido circunstancial, nunca eterno.
Casi ha acabado:
¡va por noventa y cinco por ciento!
Acabará ya la etapa:
pronto llegará al cien por ciento.
Acabará todo y empezará algo nuevo:
el contador vuelve a cero...

Locura...

Hablan de locura. Dicen que estoy loca y se atreven a juzgar sin haberlo vivido... ¿Alguien sabe lo magníficos y gratificantes que son esos minutos de locura en los que dices lo que piensas de forma cómica y les arrancas la risa hasta al más serio? ¿Saben realmente lo que es pasárselo bien con poca cosa? ¿Tirarse por el tobogán del abismo de la risa tonta? Pues bueno... sí no lo saben, puedo hacerles una visita guiada, no están obligados a pagar nada ni a montarse en ninguna atracción, solo miren, en silencio. Sí, en silencio, porque para pensar y razonar hay que estar en silencio. No digo que admiren nada, no hay nada que admirar, solo que envidien el hecho de que las mejores personas están un poco locas. Luego voltéensen, regresen por donde han venido y sigan con sus insípidas vidas de serios estirados criticones.

PD: (Fuera de toda ironía). Se agradece a la gente que dice de buena fe "estás loca" su comentario/halago.

Realidades...

Hay cosas que son como la droga... Piensas que no importa quién la trajo, ni de dónde, ni por qué, ni siquiera el cómo... Lo que importa es que está ahí, que está a tu alcance y lo necesitas ya, ahora mismo y el resto... no importa.

Cuéntame...


Cuéntame al oído,
muy despacio: quiero oírlo,
qué pasó aquella noche contigo...
Cuéntame sin miedo,
no dudes siquiera al hacerlo,
por qué, cuando te lo pidió, no lo diste el beso...
Y cuéntame en silencio,
así las palabras no se las lleva el viento,
qué pasó contigo aquella tarde de invierno...
Cuéntame gritando,
por qué lloraste tanto,
si resulta que fuiste tú quien la hizo a un lado...
Cuéntame bajito,
que le amas hasta el infinito
y que nada podrá hacer que le quieras menos, chiquitito.
Y cuéntame al oído,
muy despacio: quiero oírlo,
que me amas y estás... conmigo.