jueves, 17 de noviembre de 2011

Espinas y rosas...


Soy una rosa
repleta de espinas.
De apariencia
y dulzura infinita.

A quienes me hacen daño,
les clavo espinas;
y si además no les conozco,
el dolor se agudiza.

Más que una rosa
soy una hiedra maldita
que, no sólo con veneno,
te ataca y no avisa.

El veneno fluye,
ahora agonizas.
El corazón no late:
te quedaste sin vida.

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